Edgar Garduño
Lo que hoy se impone como una colonia modelo en todo Nicolás Romero, no siempre fue así. Allá, en la década de los ochenta, a la colonia Clara Córdova Morán se le conocía como “La Magueyera”. Hierva, tierra y magueyes cubrían todo lo que la vista alcanzaba a percibir, se trataba de un espacio difícil para vivir, así lo relatan quienes comenzaron una proeza ante el escepticismo y la represión gubernamental e iniciaron un camino lleno de dificultades y luchas incansables.
“Lo más difícil: el inicio”
Esperanza Mejía Galán respira profundo para evocar los recuerdos. Llegó a la Clara Córdova hace 28 años decidida a formar un patrimonio propio para su familia y, aunque reconoce que cada etapa para la formación, crecimiento y desarrollo de la comunidad, tuvo sus momentos complicados, para ella “lo más difícil fue el inicio”.
“No podíamos dormir por hacer guardias. Desde el primer día tuvimos que vigilar. Vivíamos en un ambiente de tensión constante. Debíamos estar al pendiente de que no intentaran desalojarnos. Lloviera, helara o lo que fuera nosotros siempre estuvimos al pie del cañón”.
Sobre la solidaridad que surgió gracias al trabajo en conjunto, doña Esperanza relata: “todos los colonos fuimos siempre muy unidos, para cualquier cosa todos trabajábamos juntos. En faenas, cuando había que defender nuestra comunidad o cuando teníamos que solicitar algún servicio, realizar algún mitin o marcha nadie se rajó”.
La lucha contra el gobierno
Aunque pareciera contradictorio, para los primeros habitantes de la colonia Clara Córdova, una etapa fundamental para su desarrollo fue la lucha organizada para resistir los embates del gobierno municipal que, de una u otra forma, buscó siempre obstaculizar su progreso.
“Resistimos intentos de desalojo. Pudimos demostrarle al gobierno, a la gente de los alrededores que éramos solidarios, unidos. Fueron luchas muy duras contra el gobierno”, así narra Susana Hernández Hernández, una de las primeras habitantes, sus recuerdos sintetizados por el tiempo.
Los primeros habitantes no sólo tuvieron que superar la represión gubernamental sino la discriminación de comunidades vecinas que sin conocer a fondo los proyectos de vivienda de la organización, le negaban ayuda alguna en cuanto a servicios se refiere.
“Los vecinos de otras comunidades no nos ayudaban cuando lo necesitábamos, a veces por amenaza del propio gobierno y otras veces por decisión propia. Si fue muy difícil pero salimos adelante”.
Para Susana Hernández, que actualmente es parte del pleno de la colonia, todas las experiencias que se vivieron ya sean buenas o malas valieron la pena completamente pues “hoy me siento muy orgullosa de vivir aquí. Somos la mejor comunidad de la zona, tenemos todos los servicios y seguimos creciendo”.
De “Cartolandia” a ejemplo de vida y progreso
Para José Cruz Reyes el amor por la colonia Clara Córdova ha surgido gracias a cada avance, a cada lucha ganada que se ve reflejada en mejoras para todos sus habitantes. “Uno empieza a tener cariño por todo, es como todo cuando te cuesta lo cuidas y a nosotros nos costó bastante”.
Hoy, don José recuerda con humor los tiempos en que a la colonia le llamaban, despectivamente, “Cartolandia”. “Las comunidades vecinas siempre fueron groseras y discriminaban pero pudimos superar todas esas pruebas y hoy somos la (colonia) número uno, empezamos de cero y hoy nosotros si ayudamos a otras comunidades con los servicios que hemos logrado”.
A pesar de todo, actualmente la colonia Clara Córdova, bastión del Movimiento Antorchista en la zona noroeste del Estado de México, sigue a la cabeza del desarrollo. Luego de un inicio lleno de trabas y obstáculos hoy cuenta con servicios que le permiten tener a sus habitantes la mejor calidad de vida; desde teatro-auditorio, centro de salud, biblioteca, canchas de usos múltiples hasta centro de atención especializado para adultos mayores no hay mejor opción en Nicolás Romero, que la Clara Córdova Morán, una colonia orgullosamente antorchista.