Barbarie separatista consentida
Sin lugar a dudas vivimos tiempos difíciles para una sociedad que pasmada observa como algunos grupos organizados buscan provocar caos en algunas regiones del país, porque la finalidad es combatir de forma permanente a las estructuras gubernativas de los tres órdenes de gobierno. Su militancia partidista esta muy bien documentada y los servicios de inteligencia del Estado Mexicano conocen a la perfección la identidad de quienes planean, ordenan y ejecutan los actos provocadores, y que subvierten el orden público. Pese a ello hasta ahora las autoridades de procuración de justicia permanecen en la inamovilidad total porque en tanto no exista una instrucción precisa de quienes detentan el ejecutivo, seguirán siendo simples observadores. Para decirlo de otra forma, los gobiernos estatales se han convertido en timoratos, y lo peor es que parece que el Gobierno Federal camina en el mismo sentido.
Las organizaciones magisteriales que militan en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación y hasta ahora falanges radicales sin control del Partido de la Revolución Democrática, son los que encabezan los procesos de subversión en la mayor parte de los territorios donde tienen presencia: Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Michoacán. Por mucho que han intentado aparentar una separación de los actos vandálicos en cada uno de esos estados, lo cierto es que la estrategia camina en el mismo sentido: mantener como rehenes a los gobiernos. Así ha ocurrido en Oaxaca y Guerrero, y en menor intensidad en Chiapas y Michoacán. Lo primero que hicieron fue penetrar y apoderarse de las direcciones de las normales rurales, a cuyos alumnos utilizan de punta de lanza cuando de cometer delitos se trata ya que muchos de ellos son inimputables por ser menores de edad.
El mejor ejemplo de ello han sido los alumnos de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos, ubicada en el paraje de Ayotzinapa, dentro de la zona urbana de Tixtla, en el Estado de Guerrero, quienes incluso han mantenido alianzas con las bandas del crimen organizado que se mueven en la zona y que protege sus incursiones para evitar, en muchas ocasiones, que las autoridades tengan la posibilidad de alcanzarlos cuando huyen de sus fechorías. Esa es una circunstancia ilegal pero las autoridades no hacen mucho por regresar a la normalidad la vida de los habitantes de Guerrero.
La mejor muestra de lo que afirmo la dieron los maestros aglutinados en la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero, quienes aprovechando que se cumplió un mes mas de la desaparición de 43 estudiantes normalistas y la muerte de seis de ellos, realizaron una protesta, lo que no resulta extraño, secuestrando unidades repartidoras de Bimbo, Gamesa, Marinela y Ricolino, mismas que después de saquearlas, las llevaron a la sede del Congreso y les prendieron fuego, lo que constituye un delito grave, y pese a que los responsables están identificados, no pasa absolutamente nada. Hace 45 días que el Poder Judicial de Guerrero no funciona por un paro laboral, evitando que muchos reclusos recuperen su libertad porque no hay nadie que realice los acuerdos correspondientes. Tampoco la Federación tiene ganas de entrarle, aunque eso implica que en cualquier momento los sediciosos declaren la separación territorial de la Federación. Para allá caminan y nadie parece darse cuenta. Al tiempo.[email protected]