México ha llegado a una etapa en la que le urge una cirugía mayor para evitar que se nos vaya de las manos. Hay muchas cosas que no están funcionando, y ocurre así porque nuestros cuadros políticos, de todos los partidos, incluso aquellos que provienen de la sociedad civil, tienen como prioridad encontrar la fórmula que les permita evadir lo que señala la ley con tal de
obtener prebendas económicas y resultados para ascender en el escalafón del ejercicio político. Como dicen por ahí, para hacer política se necesita dinero, y la mayor parte lo busca ente lo ajeno porque o no lo tienen en suficiencia, o simplemente no están dispuestos a meterle del suyo. Otras no tienen viabilidad porque las disposiciones legales que se establecieron para su operación resultan difíciles de cumplir en la práctica, o se tienen que buscar mecanismos para darle la vuelta, aunque con ello se rompa el esquema de la probidad y la decencia.
Bien dicen que el fin justifica los medios, y quienes se dedican a la política lo tienen muy claro. En las últimas semanas el Presidente Enrique Peña Nieto se ha visto inmiscuido en una serie de acusaciones y diretes que para desgracia de este país se ha concentrado en el ámbito de lo público, y eso ha generado un brutal desgaste para la institución que representa. Pero también hay que señalar que la crisis política y social por la que atraviesa México está pegando en todos los sectores, aunque en dos de ellos los daños resultan incalculables. En el sector económico a causa de la actividad delincuencial promovida por los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación y los estudiantes de Ayotzinapa, de militancia perredista, y que ha sido brutal en Guerrero porque la mitad de su población vive del turismo, ese que con sus actos han alejado de sus tres polos de desarrollo.
Por eso el Presidente Peña Nieto decidió el lunes anunciar que el jueves, o sea este día, hará otro anuncio acerca de lo que se requiere recomponer en el corto plazo para darle viabilidad a su proyecto de gobierno. Pero también señaló que se requerirá el esfuerzo coordinado de Congreso y la Sociedad, ya que despues después de lo ocurrido en Iguala se tiene que marcar un nuevo rumbo. Me parece sensata la actuación presidencial porque ha entendido que hay que seguir cambiando para adecuar las instituciones a los retos que nos enfrenta la modernidad y la globalidad, pero sobre todo, para evitar que aquellos que operan y actúan al margen de la ley se sigan escudando en la impunidad. Si hacia allá va a caminar la propuesta presidencial, creo que la mayor parte de los mexicanos la acompañara.
El problema es que esas minorías beligerantes siguen empeñados en mantener la crisis social y trasladarla al espacio de lo político y en violentar el orden jurídico y subvertir la conciencia colectiva con sus llamados a la desobediencia. Los mismos padres de los normalistas han caído en el juego de aquellos que enviaron a sus hijos a la muerte y ahora los utilizan de escudo para seguir provocando daño con total impunidad. Si el Presidente solamente se contenta con medidas cosméticas, mal hará en pretender salir del bache sin dejar a un lado a todos esos elementos que solamente le estorban por su ineficiencia o por su falta de probidad. Al tiempo.Vladimir.galeana@g