Blas A. Buendía
La sentencia del vox populi se dejó claramente escuchar. A Enrique Peña Nieto le ha quedado tan grande el cargo de Presidente de la República, porque ya cualquier perro lo mea…o lo pendejea, o en el menor de los casos, le siguen viendo cara de idiota.
Lo que le espetó el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, de plano “sí calienta” ya que la humillación fue suprema, lo puso entre la espada y la pared, y dejó abierta la crítica que generará una extraordinaria polémica en el seno del Congreso de la Unión, particularmente quienes manipulan la Mafia del Poder de la Izquierda en México.
“Usted es un inservible, en México la violencia abunda y abunda y no hace nada, preocúpese por eso”, le dijo a través de un mensaje donde el presidente venezolano, exigió al vicepresidente y al Gobierno de Estados Unidos, así como al líder nacional del partido en el poder mexicano, el Revolucionario Institucional (Enrique Ochoa Reza), que no hablen, ni interfieran en los asuntos internos de su país.
Le dijo a Peña Nieto: “Usted es un inservible, en México la violencia abunda y no hace nada, preocúpese por eso”.
“Saquen sus narices de Venezuela”, de esta forma reclamó el presidente venezolano a los comentarios realizados horas antes por el vicepresidente Mike Pence, quien cuestionó la democracia venezolana en una reunión con representantes de gobiernos de derecha en el Estado de Florida y también las declaraciones que surgieron en México, durante las elecciones del pasado 4 de Junio en el Estado de México.
Maduro rechazó de esta forma las declaraciones de Pence y Ochoa Reza durante un acto de reconocimiento a funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) que han trabajado en labores de mantenimiento del orden interno durante las violentas protestas que la oposición ejecuta desde el pasado mes de abril, informó AVN.
En México, las caras de sus ciudadanos se hallan estupefactas porque el discurso diplomático ya rebasó los límites del respeto a grado que el pueblo mexicano, conforme a sus usos y costumbres, acusan de su presidente “es un pobre diablo”, que “no hay quién lo defienda” y mucho menos, que “alguien saque la cara por él”, aun cuando tiene funcionarios que podrían hacerlo desde, en primera instancia, el canciller Luis Videgaray, o el de Gobernación, Osorio Chong.
El pueblo mexicano acusa que jamás en el pasado un presidente de otro país había hecho referencias tan gravosas que desprestigian la carrera presidencialista entre naciones.
En Venezuela, sin embargo, su situación social está en el ámbito del caos ya que las revueltas sociales son a todas horas y el horror de que se desate una masacre entre las fuerzas bolivarianas y el mismo pueblo, penden de un hilo.
Reportes de la prensa internacional revelan que la situación social en Venezuela se agrava. El presidente Nicolás Maduro hace todo tipo de esfuerzos para enfrentar una crisis que asuela a su país desde hace años.
Ha recluido en prisión a importantes líderes de la oposición, lo que ha propiciado un rechazo generalizado.
La Venezuela que hoy vemos es la Venezuela de la escasez. Escasez de democracia, de sentido común, de abasto, de solidaridad con los ciudadanos.
En esa Venezuela, algo que no ha faltado en el último año han sido puntos de inflexión: la victoria opositora en las elecciones parlamentarias de diciembre anterior; el boicoteo constante de la Asamblea Nacional; las multitudinarias marchas convocadas para exigir un referéndum revocatorio contra el presidente.
Hay momentos en los que se piensa que, ahora sí, la situación va a saltar por los aires. Una y otra vez. Y todo sigue igual de mal. O peor: el desabastecimiento continúa, la inseguridad ha aumentado, la hiperinflación es galopante y la crisis política no tiene visos de solucionarse a corto plazo.
Ante la oposición venezolana de pretender lanzar una suerte de ultimátum al Gobierno de Nicolás Maduro, tuvo sus graves repercusiones porque el tirano ordenó abrir fuego en contra de su propia población, y hoy en día, Venezuela es un polvorín lo que hace alertar al hemisferio que el populismo es un peligro para la paz de todos los países Iberoamericanos y del mundo entero.