Por Luis Repper Jaramillo*
La ideologización, concepción, adoctrinamiento, edición y distribución de los Libros de Texto Gratuitos para primaria y secundaria del ciclo escolar 2023/2024, sin el aval, revisión de contenidos y autorización constitucional de la Ley General de Educación, pedagogos, maestros y padres de familia, fue imposición de Andrés Manuel López Obrador (el hombre. No el Jefe del Ejecutivo) por soberbia, consigna, capricho para adoctrinar (desde la infancia) a estudiantes de 6 a 15 años de edad que cursan la educación básica, con tendencia totalitaria, comunista, sumisa a la dictadura que le ordenó durante su periplo electorero en 2018 –y antes- el Foro de Sao Paulo.
En un país democrático –el tipejo llegó a Palacio Nacional por esta vía- la sociedad, la oposición, los mexicanos dignos, probos, nacionalistas, reprochamos, rechazamos y exigimos la prohibición del uso de los textos doctrinarios, en la enseñanza de nuestros hijos, hermanos, nietos, en las aulas del todo el país. Pedimos rehacer una nueva biblioteca escolar gratuita, elaborada por actores profesionales en enseñanza, pedagogía, cultura –sin tendencia política e ideológica- como es el caso de los autores intelectual (Andrés Manuel López Obrador) y materiales (Leticia Ramírez Amaya, Marx Arriaga, Sady Loaiza Escalona –venezolano- y equipo humano, inmiscuidos extranjeros, encargados de diseñar los atroces textos)
Ya los gobiernos de 7 Estados han rechazado la recepción y utilización, en sus escuelas, de los tendenciosos volúmenes: Aguascalientes, Yucatán, Chihuahua, Coahuila, Guanajuato, Jalisco, Nuevo León, no morenistas. En tanto los 22 restantes que pertenecen a López Obrador, sumisa, larvista y traicioneramente aceptaron entregar los textos (porque así lo ordenó el merodeador de Palacio Nacional)
Ipso facto, el Peje reaccionó iracundo, grosero, patán, desquiciado, locuaz, ante la negativa de los gobernadores no alineados, quienes encontraron en el Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Luis María Aguilar, el respaldo legal para exigir a López Obrador suspender la entrega del material en el Estado de Chihuahua.
Desde el monologo de su soberbia, el Loco de Palacio, arremetió contra Gobernadora y Ministro, a quienes calificó –como es su ADN, bajeza, indecencia- reaccionaria, conservadora, irresponsable y politiquera (calificativos que un Jefe del Ejecutivo jamás debería expresar, pues humilla el cargo que detenta) y a Luis María Aguilar le dijo deshonesto.
El tema de los documentos adoctrinadores para la niñez, es ampliamente conocido, informado, debatido, exhibido, expuesto y rechazado por los mexicanos de bien.
Lo anterior fue el contexto para ubicar y detectar una patología más (de tanta que hemos divulgado en esta magnífica e influyente tribuna periodística) de Andrés Manuel López Obrador, que arrastra desde su niñez.
Nos llamará la atención pues este mal es causante de los desquiciamientos, desviaciones, ocurrencia mentales del señor López, que por desgracia, desde hace 4 años 9 meses venimos padeciendo.
La nueva, es su atrofia cortical (trastorno del cerebro y del sistema nervioso, que mata las neuronas con el tiempo) es una enfermedad neurodegenerativa que a menudo deteriora lo cognitivo y desarrolla demencia.
Esta enfermedad, irreversible, da pie a la COPROLALIA, un síntoma confuso y socialmente estigmatizarte del Síndrome de Tourett, que se traduce en expresiones involuntarias de palabras obscenas inapropiadas y comentarios despectivos.
Este síntoma es común expresado con una palabra (fifís, aspiracionistas, conservadores, neoliberales, mafias, deshonestos, etc.) ¿A quién he escuchado esto? También involucra frases completas “abrazos, no balazos”, “soy el presidente más atacado en los últimos 100 años”, “cuidamos a las bandas porque también son humanos”; “desde la llegada de la Ministra Norma Piña, a la Presidencia de la Corte, el Poder Judicial, está podrido”, “los conservadores me dejaron un país en ruinas”
Psicólogos descubrieron que la Coprolalia es causada por problemas psicológicos, como una frustración extrema (2 veces derrotado en elección presidencial 2006 y 2012), un enojo reprimido.
Dicen los especialistas que se entiende como síntoma físico y neurológico por naturaleza (desde su nacimiento).
Esta patología es trastorno hereditario que se desarrolla durante la niñez (fratricidio a José Ramón, en junio de 1969. Agresión a un compañero de equipo de beisbol, luego de una riña. Cuando José Ángel León, la víctima, dio la espalda concluida esta, Andrés, “el niño gandalla” (le decía la palomilla en Tepatitlán, Macuspana, Tab.), enfadado le lanzó una pelota de beisbol que impactó en la nuca de Pepe, provocando de inmediato invalidez perpetua. Su niñez, atrofió la vida de López. Sus contemporáneos macuspanos lo calificaron como perverso, violento, pendenciero. Exigió que le dijeran “mi comandante”, quien no lo hacía se convertía de inmediato en enemigo, contrincante, adversario.
Su cólera, siempre está así, no respeta personas, razas, condición de género, edad, situación económica (clasemedieros, aspiracionistas, “mascotas”, “corazoncitos”).
Los tics del coprolálico, López Obrador, se manifiestan de dos formas, vocales y motores. Los primeros con expresiones de ruido, palabras y lenguaje inaceptables (como decirle a la gobernadora de Chihuahua, Maru Campos (PAN) reaccionaria, conservadora, irresponsable, politiquera, por rechazar el uso en su entidad de los Libros de Texto Gratuitos, y al Ministro de la Corte, Luis María Aguilar, deshonesto, por prohibir esa literatura doctrinal en Chihuahua
Los tics motores (por coprolalia) involucran movimientos involuntarios del cuerpo.
Quien padece esta patología (AMLO) usualmente utiliza palabras no dichas en un contexto emocional y frecuentemente lo repite compulsivamente en tonos más altos o en ritmos vocales diferentes a los vertidos normalmente en conversaciones ordinarias.
Es vergonzoso escuchar al individuo con coprolalia, sus voces involuntarias en contextos sociales (monólogo de su soberbia, discursos públicos, mensajes en mítines, concentraciones, virtuales, arengas, etc.) al arrastrar sus vocalizaciones con palabras raciales, clasistas (aspiracionistas, conservadores, hipócritas, racistas, déspotas, deshonestos, sabiondos, sabelotodo, rateros, corruptazos, simuladores, ladinos, etc.) Para este coprolálico su vocabulario es “normal”, aunque su patología lo desviste como irracional, vengativo, perverso, camorrero.
Los síntomas más frecuentes que manifiesta Andrés Manuel (observe en videos o directo en el monologo de su soberbia, en un discurso entre pares -chairos, pejezombies, larvas, amlovers, acarreados, pagados, adoradores- se asocian con obsesiones (padece, además, TOC) compulsiones, hiperactividad, distraibilidad e impulsividad. No es premeditado, estudiado o aconsejado; para nada, son simplemente reacciones naturales de su estatus patológico de coprolalia.
Está fuera de la realidad. Sus reacciones ante la repulsa social, de los medios de comunicación dignos (los no alineados a la T4a), de periodistas, reporteros, columnistas, analistas, opinadores, de las madres buscadoras, padres de hijos fallecidos por cáncer, desatendidos por el gobierno, etc. son síntoma de la pérdida paulatina de neuronas que sufre desde su niñez.
Pese a la realidad de sus acciones en contra de la calidad de vida de 130 millones de mexicanos, Andrés Manuel no modifica su conducta, mantiene la soberbia, mesianismo, indolencia, corrupción, valemadrismo, intransigencia que arrastra desde sus años adolescente, en donde padeció fiascos, chascos, fracasos; como nunca alcanzar la gubernatura de Tabasco (militando en el PRI), los videoescándalos, siendo Jefe de Gobierno del DF, su secretario particular, René Bejarano, recibía millones de pesos para “la causa” de manos del argentino Carlos Ahumada, dinero ilegal destinado a Andrés Manuel López Obrador, para la campaña presidencial de 2006, que perdió ante el panista Felipe Calderón.
Sus marranadas abarcaron también a su parentela: hijos, hermanos, primos, amigos, cuñadas, sobrinos, esbirros (primer círculo lopezobradorista), larvas, etc. que a lo largo de su periplo electorero (2018) y desde Palacio Nacional mantiene tan deshonrosa actividad de la que han ganado (robado) millones y millones de pesos, que ni 3 generaciones más agotarán.
Esto sólo puede hacerlo alguien enfermo de la cabeza: TOC, atrofia cortical, esquizofrenia, coprolalia y otros padecimientos mentales. Un “enemigo público número uno”, vengativo, engañabobos, perverso, inútil, simulador, corrupto e impune, como Andrés Manuel López Obrador quien, pese a las evidencias, sostiene que “vamos bien, muy bien”, aun cuando el país sufre “catatonia” gubernamental y no hay reacción para salvarlo.
A “Mi comandante” no le interesa enmendar su incapacidad, sólo quiere dinero y poder. Esto es real
*Colaborador de los Grupos Editoriales Digitales endirecto.mx, lagacetametropolitana.com.mx, algrano.mx, entresemana.mx, metropolihoy.com