Comentario político del periodista Raymundo Medellín para el programa radiofónico “Hablando Claro” de Radio Expresión México, que conduce Manuel Aparicio.
El ministro Alberto Pérez Dayán, acudió al acto de conmemoración de la promulgación de la Constitución, en representación del Poder Judicial, dijo que “la ley fundamental de 1917, nuestra actual Constitución, dio a la Suprema Corte de Justicia de la Nación las facultades, “para invalidar cualquier acto que no la respete, independientemente de la fuente que provenga”.
El magistrado dio un mensaje con nada de desperdicio y que debería ser motivo de que políticos actuales lo entendieran, si es que quieren saber los orígenes de nuestra democracia, de acuerdo a la Carta Magna que es donde emanan todas las leyes, reglamentos y códigos que nos rigen.
“En el ámbito de la judicatura, dijo Pérez Dayán, la Ley Fundamental de México preserva la esencia del Derecho Constitucional de Apatzingán de 1814, que definió a la ley como la expresión de la voluntad general de la función judicial, al disponer que los integrantes del Supremo Tribunal requerían de “buena reputación, patriotismo acreditado con servicios positivos, y luces no vulgares para desempeñar las augustas funciones de este empleo.
Para los trasnochados que aspiran a la elección popular para los magistrados, afirmó que refiriéndose al Poder Judicial, que Paulino Machorro y Narváez dijo: “…el magistrado no es igual al diputado o al senador: el magistrado es radicalmente distinto; él no va en el ejercicio de sus funciones a representar a la opinión; no va a representar a nadie; no lleva el criterio del elector, lleva el suyo propio; simplemente se le nombra como persona en la cual se cree, que se reúnen ciertos requisitos indispensables para llenar una función social”.
Continuaba diciendo: “él tiene que obrar en su función precisa, obrar quizá hasta contra la opinión de los electores… La esencia misma de la magistratura es muy distinta de la función social que ejerce el representante político… Hay que alejar al Poder Judicial de la política y no arrojarlo al fondo de ella, para que no resulte un juego de las pasiones”.
Y agregó: militancia y judicatura no son afines, estas palabras se repiten hoy en este recinto 107 años después.
Si como señala el jurista Miguel Godoy, “el sentido de la Constitución debe ser construido y definido colectivamente entre el pueblo y las instituciones de la sociedad”; es entonces donde cobran mayor importancia las palabras del Primer Jefe del Ejército Constitucionalista al Congreso Constituyente que dijo: “Ahora sólo nos queda la obligación de ir a la práctica de la ley suprema que acaban de sancionar aquí, llevándola en nuestras manos como la enseña que nos hará grandes, justos y respetados entre los demás pueblos de la tierra”.
El Poder Judicial tiene perfectamente claras esas palabras y entiende que, por encima de la Constitución, no hay poder alguno, nada ni nadie. No permitamos que esto se olvide o se confunda. Y es precisamente la Constitución Federal, esta que ahora conmemoramos, la que dio a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, las facultades suficientes para invalidar cualquier acto que no la respete, independientemente de la fuente de la que provenga. Electa o no electa. Sin distinción alguna.
Afirmó el magistrado que defender a la Constitución es defender al pueblo mismo, aunque no siempre se quiera atender así. Duele escucharlo, lo sé, pero más doloroso sería dejarlo pasar.
Para finalizar Pérez Dayán afirmó: “El Poder Judicial de la Federación cumple su cita y da cuenta puntual de su encomienda con independencia, con autonomía, con honradez, con imparcialidad, libre de remordimientos y siempre comprometido con la vocación democrática. No lo duden ni un momento hay Constitución, que viva la Constitución de México”.
Se tenía que decir y se dijo.