Sin lugar a dudas Andrés Manuel Lopez Obrador se ha convertido en el corifeo no tan solo del Movimiento de Regeneración Nacional, sino de aquellos grupos que se han unido en su propósito de cambiarle la fisonomía a este país, aunque la metodología utilizada hasta ahora no es es otra que la clásica que aprendió mientras militaba en el Partido Revolucionario Institucional. Para decirlo más claro, lo que ahora hacen los diputados y senadores de Morena, es repetir la historia del priismo hecho gobierno.
La diferencia es que mientras los tricolores mantenían el respeto por las instituciones y quienes las representaban, las hordas morenistas han carecido de esa peculiaridad desde que comenzó su inusitado crecimiento, y ahora más que operar como un partido de Estado, lo hacen como una masa amorfa sedienta de venganza que cada vez que realizan o alcanzan un sacrificio de los logos de sus adversarios, se regocijan y festinan como si en ese ritual les fuera la vida misma.
Por lo pronto, la Cámara de Diputados aprobó la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal que tiene por objetivo crear un nuevo diseño de la estructura del Gobierno Federal tal y como se los ha mandado el Presidente Electo, Andrés Manuel López Obrador, lo que ha provocado una enorme tensión en el Palacio Legislativo de San Lázaro ante la eventualidad de que se implante una nueva dictadura que pudiera resultar más perfecta que la encabezada por los tricolores, a quienes hay que reconocer que fueron los que finalmente permitieron que emergieron las oposiciones.
Desde luego que las tensiones no se hicieron esperar en el Palacio Legislativo de San Lázaro, y los reclamos más fuertes fueron de los blanquiazules, quienes incluso sacaron una manta con la leyenda: “#NoALaDictaduraObradorista”, protestando por lo que calificaron como ““leyes a modo” por los legisladores de Morena. De paso señalaron que la administración entrante prepara el terreno para que exista un gobierno antidemocrático y sin contrapesos.
Me parece que la figura de “los súperdelegados” será el motivo más fuerte de la disputa parlamentaria en los siguientes días.
Pero también hay que señalar que aunque esta es una forma novedosa de concentración de poder, las oposiciones nunca tuvieron la capacidad de detener el crecimiento del tabasqueño porque el encono se acuno en los sectores más desprotegidos y marginales del país por dos condicionantes: La ignorancia y la pobreza. La ignorancia porque poco les importan las reyertas políticas ante la búsqueda de todos los días del sustento familiar, y la pobreza porque es el mal que nunca hemos logrado paliar.
El bono democrático alcanzado por Andrés Manuel López Obrador le da para suplantar a la voluntad popular haciendo consultas amañadas fuera de la ley como la pasada, y las dos que vienen: el Tren Maya y la Refinería en Tabasco, que serán consultadas en los mismos sectores poblacionales de la pasada y que nada tienen que ver con la muestra legal que establece la Constitución.
Ese es el Modelo que López Obrador utilizará en lo sucesivo para imponer su punto de vista y quizáel modo que pretende instaurar en el país. ¿Se convertirá en otro dictador populista? Es el riesgo que corremos los mexicanos, porque es un hombre impredecible. Al tiempo. [email protected]