(…) Y ya que no te gusta ir a la escuela,
¿Por qué no aprendes al menos un oficio
que te sirva para ganar honradamente un pedazo de pan?
Carlo Collodi
Arturo Suárez Ramírez / @arturosuarez
Aquí se lo he dicho, Claudia Sheinbaum Pardo es una política que le debe toda su carrera a López Obrador, está hecha a imagen y semejanza del tabasqueño por eso le profesa obediencia ciega y lealtad sin límites. La científica fue funcionaria del Gobierno del DF y la mantuvo a pesar de los videoescándalos que exhibieron a su entonces pareja sentimental Carlos Imaz, luego lo acompañó en la defensa del supuesto fraude que les robó la presidencia en 2006 y fue parte de aquella vacilada llamada “la presidencia legítima”, fue parte fundamental para construir Morena y luego la catapultó para volverla jefa de Gobierno en el 2018.
No es un secreto que todas sus acciones de gobierno y decisiones políticas tienen que pasar el filtro de Palacio Nacional, desde ahí se le da el visto bueno o se le dice que no y simplemente acata el mandato. Si el Pejelagarto se ha decantado por ella es por dócil y le viene bien a sus planes para seguir moviendo los hilos, aunque no hay garantía de nada, así nos lo demuestra la historia de los presidentes, Ernesto Zedillo Ponce de León rompió con Carlos Salinas de Gortari, Felipe Calderón con Vicente Fox, al final no se dejaron manipular y construyeron su propia historia que ya conocemos.
Hasta el día de hoy, Claudia Sheinbaum se parece al personaje del cuento de Carlo Collodi, es un títere de palo sin alma, todo se trata del culto a la personalidad de su creador, no hay ideas de ella en caso que se convierta en presidenta. No solo se trata de las formas de hablar, o el acento tabasqueño que ya le imprime a sus discursos, no de las pausas que hace, se trata de lo verdaderamente relevante y ahí es donde dice el presidente “continuidad con cambio” un oxímoron que deja ver que se trata de lo mismo con otro rostro, desabasto de medicamentos, inseguridad, violencia, obras inconclusas, deuda, falta de empleos, narcotráfico, un sistema de salud deficiente y más.
Así la “científica” repite una y otra vez en sus reuniones que lo más importante es ganar la presidencia y las cámaras, tener la mayoría calificada para modificar la Constitución y con ello ir por el Poder Judicial, ese que no pudo doblar López Obrador, que conste que no digo que no exista corrupción y las instituciones son perfectibles, pero aquello de querer elegir por voto directo a los jueces, magistrados y ministros no nos hará más democráticos, simplemente le daría más poder a quien tenga el poder, es decir al Ejecutivo y a los partidos que usarían su estructura para ganar esa elección y colocar a los suyos.
Prácticamente se trata de llevar la venganza de López contra quien no se hincó ante el mesías más allá de su sexenio, vaya demócrata que resultó aquel que pide que ni las llamadas telefónicas se tomen, pedazo de comunicador el que dice que todos los días tiene un diálogo circular, esos son los discursos de Claudia Sheinbaum, los mismos que hemos escuchado por lo menos desde el 2006.
La campaña oficialmente no comienza y sería muy bueno escuchar a Sheinbaum con sus propias ideas, sus discursos, que deje de ser “corcholata” de López porque el país ya no aguanta más división ni políticas que se desmoronan al primer soplido, veremos si como en Pinocchio la marioneta cobra vida y la vive políticamente hablando.
Escríbeme tus comentarios al correo [email protected] y sígueme en la cuenta de Instagram en @arturosuarez_.
Hasta la próxima.