En ocasión al 10º aniversario de la fundación del Centro de los Mexicanos en la Globalización (CMG), nos pronunciamos a favor de la defensa de los derechos humanos de la niñez migrante mexicana; los flujos migratorios de niñas, niños y adolescentes (NNA), ya sea en compañía o viajando en solitario, se han incrementado en los últimos años a volúmenes que no se habían registrado desde hace más de una década.1
Estamos frente a una situación desgarradora, que conlleva implicaciones de muchos tipos, tanto en México como país de origen, como en Estados Unidos su destino, en donde día con día se dan casos de tránsito con trato inhumano, incluyendo el propio cruce de frontera.
En México se estima que 170,165 niñas, niños y adolescentes cruzaron solos a Estados Unidos en 2021, huyendo de la violencia y la pobreza.2
“Con base en lo anterior desde la perspectiva de la multiculturalidad y respetando la libertad de conciencia de todo ser humano, hacemos un urgente llamado a la acción por parte de todos los sectores de la sociedad, tanto en México como en Estados Unidos, para solucionar este grave y terrible problema de violación de los derechos humanos de la niñez y adolescencia migrante”, afirmó el Doctor en Derecho Roberto Rosas, Presidente del CMG, cuya misión es promover, proteger y defender los derechos humanos de los grupos de migrantes más vulnerables: indígenas, mujeres y en este caso particular, niñas, niños y adolescentes.
Por su parte Marta Eugenia Dávila García, Vicepresidenta de Comunicación y Cambio Cultural del Centro de los Mexicanos en la Globalización externó que “aunado al riesgo que corren niñas, niños y adolescentes migrantes mexicanos, de caer en manos de la delincuencia organizada, la trata de personas y en general de la inseguridad y constantes violaciones a sus derechos humanos a lo largo de sus desplazamientos, en el CMG nos preocupa el fracaso en la política de Estados Unidos, cuyo Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS), reveló apenas el mes pasado que el gobierno no realizó controles de seguridad básicos, como verificaciones de dirección o incluso antecedentes penales de algunas personas adultas quienes en calidad de patrocinadores acogieron a las y los menores no acompañados”.
Aunado a que las autoridades liberaron muy rápido a menores de los refugios y albergues gubernamentales, la falta de control y supervision originó que en varios casos ciertos patrocinadores permitieran que empresas explotaran a las y los menores obligándoles a realizar trabajos pagándoles menos de lo debido e incluso exponiéndoles en actividades peligrosas e ilegales y en otros casos -informó el HHS- hasta extorsionaron a familiares exigiéndoles pagos sustanciosos por supuestos gastos de sus hijos e hijas.3
“Como CMG, a diez años de su creación, reafirmamos nuestro compromiso para trabajar por el respeto, la dignidad y la protección de los derechos humanos de las y los mexicanos que viven y trabajan en el exterior y de quienes intenta llegar a tierra extranjera buscando el llamado sueño americano”, concluyó Roberto Rosas, Presidente del CMG.
