Comentario político del periodista Raymundo Medellín para el programa “Hablando Claro” de Radio Expresión México, que conduce Manuel Aparicio.
Nada que celebrar se dijo el día de ayer en cuanto al Día Internacional de la Mujer.
Se trata de una conmemoración.
En la actualidad este día está enmarcado en marchas, muchas de ellas violentas, las mujeres tratan en sus caminatas temas como sus derechos sexuales y reproductivos, en no pocos países la respuesta de los gobiernos ha sido la represión utilizando a la policía.
En México el día de ayer mostraron su repudio a la incesante violencia machista, ¡Ni una más..! Gritaban refiriéndose a las violaciones y asesinatos de mujeres en las últimas semanas, los gritos de cientos de mujeres también manifestaron el reclamo a la indiferencia del gobierno en sus tres niveles, federal, estatal y municipal y le exigieron que termine la impunidad de los agresores,
Mucho se habla de los orígenes de esta conmemoración, sin embargo durante la Primera Guerra Mundial que inició en 1914, también se dieron algunos hechos importantes en cuanto a movimientos en defensa de los derechos de las mujeres.
En marzo de 1917, en torno a 90.000 trabajadoras rusas salieron a la calle en las denominadas protestas de “pan y paz”. El resultado de estas huelgas fueron la salida del Zar y la concesión, por parte del gobierno sustituto, del derecho al voto a las mujeres en Rusia.
Este hecho coincidió en 8 de marzo del calendario gregoriano, día en que hoy conmemoramos el Día Internacional de la Mujer.
Es indiscutible que a la mujer tanto en México como en el mundo nada le ha sido regalado, el lugar que ocupa la mujer ha sido producto de una perene lucha por la reivindicación de su lugar, en una sociedad no acaba por entender que la mujer es un ser humano que siente, que sufre, que llora y que ríe como cualquier hombre.
La mujer no debe ocupar en la dinámica familiar, el lugar de un ser inferior, debe ser la compañera del hombre en una permanente lucha, por lograr mejores estándares de vida para lo que se unieron, su familia.
La lucha de la mujer no ha sido en vano, en una revisión que históricamente se haga, estará ahí de manifiesto la lucha que ha librado desde siempre por la conquista de su lugar, su lucha no es de un día 8 de marzo, su lucha es en la vida diaria, en la calle, en la oficina, en la fábrica, pero preponderantemente en una sociedad que hasta ahora le ha negado un digno espacio.
Por la mujer y para la mujer, la lucha es permanente.
