Comentario político del periodista Raymundo Medellín para el programa radiofónico “Hablando Claro” de Radio Expresión México que conduce Manuel Aparicio.
“Sin periodistas no hay democracia”, dijo el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, efectivamente, la democracia se nutre de periodistas comprometidos con la verdad, con profesionales dedicados a llevar a la comunidad información, que responda a las necesidades que tiene para discernir, para saber qué hacen sus gobernantes, cómo lo hacen y por qué lo hacen.
Entre una maraña de medios y redes sociales que han dado espacio a importantes portales, a menudo resulta difícil discernir lo que verdaderamente importa: el derecho de los ciudadanos a recibir información veraz, confeccionada de manera libre con origen en fuentes confiables y debidamente contrastadas.
En una democracia es importante fortalecer a los profesionales comprometidos con la libertad de prensa, exigirles que trabajen al servicio de la verdad y hacer lo propio con las empresas de comunicación, que no son sólo las editoras de periódicos, la trasmisión radiofónica, los canales de televisión y las redes sociales de internet, que ganan gracias a la participación del público y son medios de comunicación que se han convertido en meros baluartes no solamente plataformas tecnológicas.
Los medios de comunicación son, según quienes los controlan, poder, negocio, arma… Pero ante todo son un servicio público que garantiza la información a los ciudadanos, de ahí su importancia en las democracias; México en la actualidad ha mostrado que hay profesionalismo en los medios de comunicación, y que como consecuencia, el periodismo de investigación resulta incómodo a ciertos niveles de gobierno, y cómo no va a resultar incómodo, si cuando el político se ve descubierto en actos de corrupción, utiliza la agresión y la amenaza para contrarrestar la evidencia periodística.
En 2019, el portal “Envío” publica en su número 422 de mayo de 1917: “El informe de “Artículo 19” describe así la situación en México: “Hay un miedo que abreva de los ataques a los medios de comunicación y periodistas, de la impunidad, de un Estado que no responde, de una democracia débil donde la libertad de expresión está amenazada y de la opacidad del desempeño de los organismos gubernamentales. encargados de garantizar los derechos humanos y la seguridad de defensores y periodistas”.
“Entredicho, miedo, crisis, incertidumbre, muerte, impunidad. Uno, dos, tres, cuatro… la cuenta de periodistas asesinados no se detiene. Se incrementa. Las agresiones no se contienen, menos se disminuyen, aumentan y diversifican en formas, modos y estilos.
La incertidumbre campea y se alimenta de una crisis. La impunidad lo oxigena todo. La libertad de expresión en México se tiñe de rojo, pero es combatida con miedo, en medio de amenazas y ataques directos. No se renuncia a ella”.
No se hablaba del presente, tampoco de la actual administración federal, se hablaba de lo mismo que ahora se padece, cuando la cuenta de periodistas asesinados no se detiene.
Sin embargo, quienes desde este medio de comunicación hacemos periodismo, estamos comprometidos con quien nos escucha, con quien nos lee y quien nos conoce, por ello tenemos claro que sin periodismo no hay democracia, y que una democracia de calidad necesita un periodismo libre.