*La justicia del peñato sólo se aplicó a los demás. Los amigos, intocables
A menos de mes y medio que concluya el gobierno fallido de Enrique Peña Nieto y su PRI, lo menos que vox populi expresa, siendo noble, pero con mucho rencor, es que fue el sexenio de la vergüenza, la corrupción, la ineficiencia, la impunidad y las mentiras.
De él los calificativos más severos son, como hombre jamás honró su palabra y como “político” ponderó la frivolidad, el escándalo, la impunidad y la humillación a los mexicanos.
Su ejemplo, fue la punta de lanza para que sus amigos, primer círculo, familiares y compromisos saquearan los dineros del pueblo con la complacencia, omisión, colusión y complicidad de autoridades como la PGR, la Secretaría de la Función Pública (la más ineficiente del gabinete. Imagínese, superó a la Sedesol de Rosario Robles/Luis Miranda Nava y la Sedatu), Pemex, INE, Fepade, entre otras.
Por qué digo “lo que hace la mano, hace la tras”, porque a raíz del descubrimiento periodístico (el oficial fue cómplice) de la Casa Blanca, de Las Lomas de Chapultepec, sus compinches siguieron la ruta de la tranza: Miguel Ángel Osorio Chong, residencia en la misma zona; Luis Videgaray, su nido en el exclusivo Club de Golf Malinalco, Estado de México. En la misma entidad, Peña se “construyó” otra mansión en el selecto Club de Golf de Ixtapan de la Sal, (en 2005, aun siendo gobernador mexiquense), que compró a su amigo y constructor Roberto San Román, por la módica cantidad de 372 mil dólares pagados al contado.
Luego de esa “operación”, el amigo fue bendecido por la administración peñista con 100 obras públicas, como agradecimiento “al favor recibido”
Pero el descaro mayor del sexenio fallido de Peña Nieto, fue la facilitación que dio a sus amigos, Javier Duarte de Ochoa, en Veracruz, César Duarte Jaques, en Chihuahua, Roberto Borge, en Quintana Roo, a quienes permitió manga ancha para saquear sus entidades, sabedores de que mientras Enrique estuviera en el poder, nada les pasaría.
Mal cálculo, pues al detectarlo la sociedad, se exhibieron a los rateros y no le quedó de otra el mexiquense que dejar a las autoridades perseguir hasta detenerlos (Javier Duarte y Beto Borge), no así César quien aún sigue fugado.
El sexenio de la vergüenza (2012/2018), no para los mexicanos, sino para el PRI y el priista #1, no sólo fue el hurto descarado a la hacienda pública, sino la incapacidad de éste de controlar o detener las masacres de policías, marinos, soldados en contra de civiles inconformes. La falta de capacidad, decisión, control y poder sobre su gabinete, permitió que militares y delincuentes masacraran a 43 jóvenes estudiantes de la Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa, Guerrero, que se convirtió en estigma de Enrique Peña, pues a la fecha (2014-2018) nada se ha resuelto y los familiares de los 43 desaparecidos siguen sin contar con el cuerpo de su pariente para sepultarlo y rezarle.
Pero no sólo fue Ayotzinapa pecado peñistas, también Tlatlaya, una comunidad del municipio de San Pedro Limón, Estado de México, en donde una patrulla de militares que realizaba rondín, escuchó voces en el interior de una bodega, al aproximarse sin mediar palabras o alertar sobre su presencia dispararon contra el grupo asesinando a 15. La cosa quedó en eso. Nada se resolvió del caso.
Una más, el 19 de junio de 2016, elementos de la Policía Federal recibieron la orden de retirar a maestros de la CNTE que bloqueaban vialidades en Nochixtlán, Oaxaca. Los inconformes sólo habían colocado barricadas, la presencia de hombres, mujeres, adultos y menores para protestar por cuestiones del gremio.
Sin recibir advertencia, los rebeldes escucharon detonaciones de armas de grueso calibre provenientes de varios policías federales agazapados en muros, bardas y escombros, que sin comprobar si había menores, mujeres o adultos, de manera inmisericorde dispararon a la muchedumbre con saldo de al menos 8 mentores asesinados.
Imágenes de celulares desnudaron la versión oficial de que los policías iban desarmados, exhibiendo a más de 4 elementos hincados, en posición de disparo, rafagueando a los miembros de la CNTE. Resultado 8 muertos, cero detenidos. No hubo responsables del asesinato.
Otra raya al tigre del sexenio fue la masacre en el Rancho El Sol, en Tanhuato, Michoacán, en donde efectivos de las policías estatal, federal y elementos del ejército, utilizando un helicóptero artillado, ejecutaron a 42 integrantes (sicarios) del Cartel Jalisco Nueva Generación, escondidos en la casona de lugar, dejando una estela de muertos y más de 1500 casquillos percutidos por el intercambio de metralla.
Qué decir de la guerra fallida, continuación de la calderonista, contra el crimen organizado, que Enrique Peña Nieto, tampoco supo, quiso o tembló para acabar con esta. Las cifras son contundentes y reiteran la incapacidad del Sistema para frenar las masacres.
El Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en su informe abril de 2018, manifiesta que el sexenio de Enrique Peña Nieto es el más sangriento en la historia de México, pues de 2012 al primer trimestre de este año, acumula 104 mil 583 víctimas.
Los homicidios dolosos (cuando el criminal busca intencionalmente asesinar a su víctima) en el sexenio priista que está a punto (por fortuna) de concluir supera al anterior, de Felipe Calderón (PAN) que acumuló 102 mil 859 muertes.
El informe referido detalla que el primer trimestre de 2018 (enero/marzo) se dio el pico más alto de asesinatos en 20 años con 6 mil 553 atentados. Aun no se tienen datos de las estadísticas abril/octubre, que seguramente incrementará el índice de muertes intencionales en esta segunda etapa de la guerra fallida –Calderón/Peña- contra el crimen organizado.
El mal ejemplo cunde y esta administración priista no dejó títere con cabeza en cuanto a hurtos, desfalcos, raterías y demás linduras a la vista y permisividad del Jefe Nacional del clan. Ejemplo tangible y tajante fue Rosario Robles Berlanga, una perredista (fue presidenta nacional del Sol Azteca y jefa de gobierno del DF) habilitada priista a quien el inquilino de Los Pinos obsequió bancos sociales que mueven billones de pesos (programas sociales) en los que La Robles nada como pez en el agua, pues controlaba, desde el PRD los patrones de beneficiarios de estos rubros.
En la época de oro del cine mexicano, en comicidad, el gran Germán Valdés “Tin Tan” acuño una frase que Robles Berlanga hizo suya desde sus años mozos en el perredismo con Cuauhtémoc Cárdenas, siendo Secretaria de Gobierno del DF, luego sustituyendo al Ingeniero en la Jefatura, cuando este buscó por tercera vez la presidencia de la república por el PRD.
El refrán aludido es “no le pido a Dios que me dé, sino que me ponga en donde haya”
Cuando asume la Jefatura de Gobierno del DF, despilfarró los recursos económicos de la ciudad en campañas publicitarias personales, sembrando para lo que tenía en mente. Después se coló y llegó a la Presidencia Nacional del PRD, en donde el manejo discrecional de las prerrogativas oficiales y las cuotas de la militancia se hicieron pequeñas y ojo de hormiga, al grado que tuvo que dejar los destinos del Sol Azteca por denuncias de desfalco, robo, gastos excesivos en su imagen, etc.
En esa misma instancia, antes de renunciarla, La Robles se vio involucrada (indirectamente) en otro escándalo de corrupción y dinero (qué raro). En 2004 René Bejarano, líder de la bancada del PRD en la ALDF fue videograbado recibiendo del empresario argentino Carlos Ahumada, fajos de dinero, por 45 mil dólares, que hasta las ligas se embolsó. Dinero, que declaró Bejarano Martínez, paró en las manos de Rosario Robles Berlanga, aún dirigente nacional del PRD, quien se encargó de disponer del billete.
Bueno, pues esta es “chayito” a quien le fascina el dinero. Peña Nieto le dio el clavo designándola en 2012, Secretaria de Desarrollo Social, dependencia que controla todos los padrones de los programas sociales y por ende, la canalización de presupuestos multimillonarios. En su elemento La Robles.
Fue tan desenfrenada su ambición por “disponer” de los dineros que inventó cómo gastarlo. Uno de ellos fue la Cruzada Nacional contra el Hambre, que según su concepto, es una estrategia, no programa, por lo que no tiene presupuesto… pero, en 2013, la Auditoria Superior de la Federación (Cámara de Diputados) descubrió el fraude cometido en la CNCH al detectar que la Sedesol firmó con 5 universidades “convenios” para impulsar las bondades de la “estrategia Robles” entregando millonarios recursos a la academia para que éstas a su vez, subcontrataran empresas fantasma.
Un ejemplo: “el 15 de abril de 2013, la Sedesol suscribió un anexo técnico con la Universidad Autónoma del Estado de México, por un monto de 159 millones 850 mil pesos, para “sensibilizar” a 500 mil madres en la alimentación sana, realizar un evento ferial para “construir alianzas entre las organizaciones de la sociedad civil y los diferentes niveles de gobierno” y “promover a la CNCH”. ¿Qué estrategia tan cara, no?
Después otra perla negra de La Robles –dinero de por medio- El organismo privado Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad y el Portal Animal Político, investigaron un desfalco en la Sedesol y Sedatu, ambas en manos de Rosario Robles, por 3 mil 433 millones de pesos, recursos desviados a través de 11 dependencias federales en empresas fantasma.
El trabajo de ambas instituciones se apoyó en reportes de la Auditoría Superior de la Federación, que siguió los pasos y actividades de la actual titular de la Sedatu, y confirmó el fraude, dinero que los programas sociales tenían destinado para mitigar la situación de 53 millones de mexicanos pobres y pobres extremos, dinero que se “perdió” en alguna oficina de gobierno… todos sabemos cuáles.
A pesar de que MCCI interpuso denuncias contra La Robles y coludidos, ante la PGR y la Secretaría de la Función Pública, instancias oficiales que desdeñaron la petición, y respaldan a la responsable, que confirma que la justicia en México no se aplica, cuando el culpable es de casa.
Al respecto MCCI envió este mensaje a Los Pinos, PGR, SFP “no a los pactos de impunidad, no a la politización de la justicia; sí a cambiar paradigmas de impunidad que tanto daño nos hacen”
Con el sello de la casa peñista/priista, se confirma el sexenio fallido de la corrupción, impunidad, valemadrismo y engaño a los mexicanos
*Miembro de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión (ANPERT) y de Comunicadores por la Unidad (CxU)