Por: Sócrates A. Campos Lemus
En la realidad uno debe entender que la palabra es un arma, crea, siembra dudas, empuja, alienta, destruye, anima, consuela, conquista, sana o mata, en fin, uno no puede tener otra razón que saber entender que uno es el dueño de su silencio y que cuando uno entiende que quedarse callado le aumenta el poder, pues las cosas van cambiando de tal suerte que ahora, los nuevos tiempos, nos obligan a entender que la convivencia dentro del encierro y las casas depende en mucho del control de las palabras y que solamente los actos solidarios y de unidad nos permiten soportar los tiempos del silencio y los tiempos de la soledad.
Uno pensaría que en estos tiempos la comunicación es mayor dentro de las familias y la realidad es que se obliga más a entender que más que palabras son los hechos amorosos y comprensivos y con la tolerancia lo que nos hace reflexionar y entender a nuestros seres queridos. En muchas ocasiones nos enredamos con las palabras, una vez salidas son como las flechas, se dirigen a los blancos y pueden herir o matar y es por ello que uno tiene que ser tolerante con sus opiniones porque las respuestas viscerales y animadas por las pasiones, odios o resentimientos, pueden generar las grandes tragedias y las distancias entre los seres amados y queridos, por ello muchos preferimos mantener a raya lo que se dice porque con el silencio y los hechos se dice y se operan los verdaderos lazos de comprensión y de buenas relaciones entre las familias, apoyando en todo, cada uno en su trinchera, haciendo que la vida sea más sencilla y de mayor calidad, entendiendo que lo que hagamos más lo que decimos es lo que en verdad forma las relaciones entre nosotros, ahora, no tenemos oportunidades de eludir nuestros complejos y sentimientos entre nosotros porque el cerco es reducido a los que estamos en las casas y no con los demás, así, por vez primera nos damos cuenta de que la importancia en las buenas relaciones son vitales para la sobrevivencia y la buena oportunidad de mantenerse en paz y alegría o cuando menos en calma y controlar las reacciones viscerales en las respuestas, porque más vale callar que confrontar entre los que amamos y queremos.
Las distancias nos permiten observar a los amigos y conocidos y mostrar si en verdad estamos en la sobrevivencia juntos o cada uno con sus problemas y temas, pero hoy en día, nuestros problemas y temas son los mismos para todos: encontrar o mantenernos sanos, poder sobrevivir con lo que tenemos, alcanzar la menor angustia y dejar los miedos a la vida pensando menos en los problemas de la muerte. Los miedos matan mucho más que los buenos pensamientos y el mantenerse en forma, no importan los espacios, se puede caminar en un solo punto en las marchas con el apoyo de las sillas, se pueden hacer los ejercicios de cada parte del cuerpo aplicando la tensión dinámica, se puede mantener una mejor salud cuando comemos poco y dejamos la angustia en otros sitios y tratamos de comer menos pensando en que son tiempos no solamente de austeridad sino de ejemplos que nos permitan mantenernos sanos y no llenos para matarnos de poco a poco.
Desde hace muchos años hemos pensado que los fabricantes de refresco y de la comida chatarra son responsables de muchas muertes y de muchos males y se encuentran en la impunidad, incluso en estos tiempos, ellos siguen operando con grande utilidades porque de eso se tratan sus negocios a pesar de que sigan enfermando y matando a los consumidores y no hay poder político o social que les ponga un alto, no se atreven incluso hoy en día de tocarles y frenar sus ilícitas actividades, porque hoy en día, lo que enferme o mate son o deben ser considerados como las acciones de sicarios por la boca para eliminar a los que ansiosos o tontos o comodinos siguen consumiendo refrescos, cigarrillos y comidas chatarras, porque ellos mismos se van matando, pero los costos de sus enfermedades e incluso de su muerte lo tenemos que pagar entre todos los ciudadanos, mientras los grandes empresarios del “sicariato de las bocas” se siguen embolsando miles de millones en ganancias y es lo que en verdad se debe frenar, queremos tener un pueblo sano, pero al parecer solamente son buenas intenciones que no ponen freno a los que siguen enfermando y matando, a los consumidores mientras se siguen enriqueciendo los empresarios de refresco y comidas chatarras y cigarrillos y esto es un crimen de lesa humanidad que sigue en la impunidad… pero criticamos y dejamos que sigan en sus actividades, mientras miles de enfermos y muertos siguen costando a las familias y al pueblo para que los “empresarios de la muerte” siguen ganando grandes utilidades, y con dinero pues baila el perro y se mantienen lejos los actos de control, porque se logra tener una barrera de impunidad con el pretexto del libre mercado y de la libertad empresarial… y bueno, nos siguen chingando, esa es la verdad.
Ahora tenemos una gran crisis que afecta la salud y la vida y a todo el sistema de salud pública porque el sistema de salud privada gana más entre más enfermos crónicos tenga para darles servicios y cobrarles como si en verdad los pusieran a vivir. Pero aún con esto, los intocables de los alimentos chatarra, los refresco, cigarrillos y bebidas embriagantes son intocables cuando ellos matan a tantos como lo hace la pandemia actualmente, pero los políticos no se pueden enredar en contra de los que puede denunciar los hechos y las maldades de los malos empresarios que matan por la boca, y así, los comunicadores como dependen en mucho de la publicidad al igual que sus empresas y éstas son dejadas al garete porque hay una política en su contra pensando en que somos responsables de las críticas que ellos producen por sus errores, negligencias, corrupciones y políticas, y nos frenan como si en verdad no fuera un enorme complot de los grandes intereses que lastiman a la población, y del complot gobierno para eliminar la crítica y evitar la denuncia y mostrar los hechos y realidades, pero en fin, muchos políticos en la verdad son los que están mucho más cerca del poder económico que los pinches periodistas que bramamos de hambre y de marginación política y económica, solamente porque estamos en el mal momento y en el mal lugar… pero, juego que tiene desquite, pues ni quién se pique, dice el dicho popular… y cuando empieza el tuteo, pues empieza el jodeo… (Fotografía El Confidencial)