(Imagen Libertador)
El presidente ha sido muy claro en que quiere 90% lealtad y lo demás no importa, eso da por resultado 100% ineficiencia. Comenzando por él y sus decisiones de poner gente inadecuada y sin la preparación necesaria en puestos importantes. Y esa ineficiencia nos ha traído problemas constantes como la escasez de medicinas en todos los niveles del sistema de salud. Ahí está también Pemex con su nula productividad y problemas técnicos que ya han llegado a accidentes fuertes en sus instalaciones. O el metro de la Ciudad de México, cuya construcción estuvo a cargo de la gente que hoy ocupa puestos en el gabinete.
Y así fue desde el principio también en la aviación con la decisión de cancelar el NAIM nada más por capricho, en contra de los argumentos de la industria y con un costo mayor que haberlo terminado, para tener a cambio un aeropuerto que no resuelve el problema y que a las aerolíneas no les interesa operar en él.
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A consecuencia de ello vino el rediseño del espacio aéreo, que los organismos internacionales habían advertido de los problemas que habría si se operaban los dos aeropuertos tan cercanos y con las limitantes de la orografía de la zona. Todos los estudios que se hicieron desde hace más de 20 años coincidían en lo mismo, por eso la decisión de hacer uno solo nuevo aeropuerto que incluyera hasta la base aérea para no tener el riesgo con Santa Lucía.
El AIFA entra porque entra
El gobierno de la T de 4a insiste en que sí se puede, pero hasta el momento no se ha presentado ningún estudio real sobre el impacto y redistribución del espacio aéreo a los organismos internacionales, tan solo lo hecho por el Seneam para abrir espacio al Aeropuerto Felipe Ángeles. Al hacerlo y a pesar de que no está en funcionamiento todavía, alteró todos los patrones de llegada y espera hacia el Aeropuerto de México, y hoy las aerolíneas se quejan de mayores tiempos de llegada, mayor gasto de combustible y mayor riesgo porque se vuela sobre la zona de montañas. Y los habitantes de muchas zonas se quejan de ruido de los aviones que antes no tenían. Además, ya ha habido acercamientos entre aviones que no han pasado a mayores, pero son avisos sobre la saturación del espacio aéreo.
Sin los estudios que faltan los organismos internacionales como IATA y OACI no darán autorización de operación para el aeropuerto, por lo que las aerolíneas extranjeras no podrán ni siquiera considerarlo, suponiendo que hubiera interesados en operar ahí.
Y no es cuestión de que las instalaciones sean funcionales o estén quedando muy bien, con una decoración moderna. Si el aeropuerto no es adecuado en cuestión operativa no se puede usar y punto. No es cuestión de mandato presidencial, es autorización internacional.
A eso hay que agregarle los problemas de acceso y falta de vialidades que dicen estar resolviendo. Está por verse, pero sin duda el hecho de que está tan alejado de la ciudad, saliendo por una de las zonas más conflictivas, va en contra de los viajeros, ya que el tiempo de traslado y el costo se incrementarán de manera muy importante.
Después, a la salida de Rodrigo Vásquez Colmenares de la AFAC, se entregó el mando de la aviación civil a un militar. Aún cuando sea una persona capaz simplemente no es su función, se trata de un área completamente de la sociedad civil. Y hay personas capaces de llevar a cabo las funciones, quizá no cumplen con la regla de 90% lealtad y 10% conocimientos que pide el gobierno y por eso no fueron llamados.
Todas estas cuestiones han prendido focos rojos en el mundo que no pasaron desapercibidos al momento en que la FAA realizó la auditoría a la AFAC el año pasado, que culminó con la degradación del país a Categoría 2 por el hecho de que la AFAC no contaba con inspectores suficientes ni capacitados para la supervisión operativa de aerolíneas, talleres y otros prestadores de servicios. La gente no preparada en puestos superiores hizo que muchos subalternos salieran y además pensaban que se iban a “ahorrar” una buena parte del presupuesto. Pues sí, pero sin cumplir con sus funciones y eso le costó al país y a la aviación la degradación.
En los últimos meses se han estado contratando inspectores para poder cumplir con los requisitos de OACI y FAA en cuanto a funciones de inspección, pero había que capacitarlos y además pagarles sueldos adecuados para que no se fueran a la primera oportunidad. Pero apenas se comenzarán a ver resultados. De ahí también surgió el cambio sobre que los pilotos tendrán que pasar dos certificaciones por año como en los demás países, habrá qué ver si hay personal suficiente para ello.
Funcionarios sin preparación
Por si esto no fuera suficiente tenemos también los otros nombramientos en AFAC de gente que no tiene los conocimientos, preparación y experiencia suficiente para desempeñar sus cargos, como el Director de Seguridad Aérea que antes era director de Certificación de Licencias y en su vida ha tomado un curso acerca de seguridad aérea. O sus subalternos de análisis de accidentes aéreos y seguridad que tampoco tienen experiencia ni cursos en temas relacionados. Ya no se diga la subdirectora de IVA, responsable de vigilar la seguridad operacional y cuya experiencia es ser licenciada en relaciones humanas y haber sido sobrecargo.
Mismo caso de personal nombrado en puestos importantes en aeropuertos que tienen estudios de cosas tan disímbolas como médico veterinario, informática, administración pública o hasta sin estudios; pero les asignan un alto puesto con responsabilidades que no son capaces de cumplir.
Quizá cumplen con el perfil de la presidencia, pero precisamente por eso es que las cosas no están funcionando en el país. La aviación mexicana está en riesgo por muchas cosas: ante la pandemia no hubo ningún tipo de apoyos, les quitan la oportunidad de crecer nuevamente en el mercado más importante que es EE.UU., les ofrecen un aeropuerto inadecuado en todos sentidos para operar casi a fuerza; y sobre todo, hay un riesgo latente de ocasionar un accidente grave ante la saturación del espacio y su mal rediseño.
Los accidentes de aviación son siempre una cadena de errores, en muchos casos estos errores ni siquiera son en la cabina de pilotos. Esperemos que en México no suceda algo así ante la falta de preparación y capacidad de las autoridades aeronáuticas. Pero el riesgo ahí está.